Ana Bizberge y Ezequiel Rivero para Observacom
Las plataformas globales de Internet en Argentina brindan una oferta limitada en términos de diversidad. Los contenidos originales argentinos representan menos del 1% de sus catálogos y las productoras con las que trabajan se reducen a una veintena que, a su vez, se repiten entre plataformas. Además, los contenidos originales nacionales no son suficientemente visibilizados ya que pocas plataformas cuentan con secciones nacionales o mecanismos de búsqueda amigables para encontrarlos.
Estas son las principales conclusiones de un trabajo de análisis sobre la diversidad en la oferta de contenidos nacionales en Argentina entre 2019-2022 en siete plataformas transnacionales representativas de distintos tipos de actores: Nativas digitales (Netflix, Amazon Prime); vinculadas a actores tradicionales de creación de contenidos (HBO Max, Star+, Paramount+) y ligadas a empresas de telecomunicaciones y transporte de datos (Claro Video y Movistar TV).
Para el estudio se consideraron tres dimensiones para observar la diversidad: la presencia de una sección de contenido nacional; cantidad de obras originales nacionales e identificación de las productoras que realizan los contenidos originales.
A partir de esos criterios es posible afirmar que Netflix, seguida por Amazon, es la más diversa de las plataformas estudiadas: tiene el mayor catálogo de originales nacionales con un total de 34 obras, convoca para su realización a la mayor cantidad de productoras independientes y la interfaz facilita el acceso a los contenidos. Por el contrario, las plataformas de las empresas de telecomunicaciones, Claro Video y Movistar TV, resultan más embrionarias, limitadas a integrar a otras plataformas dentro de su ecosistema. En una situación intermedia se encuentran las plataformas ligadas a empresas tradicionales de creación de contenido (HBO, Star+ y Paramount), cuyo catálogo de producciones originales nacionales, así como la cantidad productoras con las que trabajan es significativamente menor al de las nativas digitales.
Pese a esta distinción entre plataformas con mayor desarrollo en materia de producción de contenidos nacionales como Netflix, y en menor medida Amazon Prime Video, en contraste a las vinculadas a las empresas telefónicas, es notable que la diversidad funciona como parte de la estrategia de negocios, y no en un sentido de su promoción como valor en sí mismo, lo que revela las limitaciones de estas empresas para autorregularse en este aspecto.
Analizadas en conjunto las siete plataformas que integran el estudio, solo dos cuentan con secciones nacionales, el peso de las producciones originales nacionales es marginal si se considera el tamaño total de los catálogos y las productoras con las que trabajan son también escasas, con un criterio centralizado geográficamente y recurrencia de las mismas firmas en varias plataformas.
Las plataformas surgidas de Internet -Netflix y Amazon Prime Video- cuentan con una sección nacional y mecanismos similares para dar visibilidad a las producciones argentinas, que, en ambos casos, se organizan a través de la sección “películas y series argentinas”. El servicio de Telefónica, Movistar, también cuenta con una sección nacional aunque menos sofisticada y con menor cantidad de títulos que en los casos anteriores. Por último, y a diferencia de las tres anteriores, la plataforma de Claro y las ligadas a creadoras de contenidos (HBO-Warner-, Paramount-Viacom- y Star-Disney) carecen de sección nacional, en cambio, identifican producciones “Latinoamericanas”, donde se observa un predominio de contenidos mexicanos, seguido de producciones de Colombia, Brasil y Argentina, cuyo orden varía dependiendo de cada plataforma.
De esta caracterización, el estudio advierte dos estrategias diferenciadas. Por un lado, las desplegadas por Netflix y Amazon Prime Video que localizan o “territorializan” en Argentina su lógica de funcionamiento global con la existencia al menos de una sección nacional. Por el otro, la estrategia de plataformas que agrupan producciones (y público) latinoamericanas en sentido general buscando así ampliar el mercado sin atender a las especificidades de los públicos locales de los distintos países de la región en los que prestan servicio. Esto se debe en parte a que los productos locales que allí se ofertan deben cumplir el doble rol de satisfacer demandas de mercados locales pero bajo criterios de producción de las casas matrices norteamericanas.
Esto representa afectaciones sobre la diversidad toda vez que se busca reducir la infinidad de expresiones locales bajo la idea de lo “latinoamericano” en su conjunto. Se trata de una construcción que busca atender la necesidad de localización de los catálogos con algún criterio de clasificación por países, pero al estar diseñado desde una mirada centrada en el Norte, acaba tomando algunas partes por el todo, perdiendo la mayor fragmentación, diversidad y riqueza audiovisual de la región. En efecto, aquello que se denomina “latinoamericano” es en realidad un agrupamiento de contenidos generados desde y por los grandes centros de producción de algunos de los principales mercados de la región, en particular Brasil, Colombia y México. La ausencia de espacios específicos para la exhibición de contenidos de mercados medianos o pequeños puede deberse a la presunción de su menor interés para los usuarios argentinos, o a la menor cantidad de contenidos de estos orígenes dentro de los catálogos.
Esta situación, no obstante, no representa del todo una novedad con relación a lo que ocurre en otras ventanas de exhibición tradicionales como la televisión abierta. Si se observan los flujos de contenidos entre países dentro del ámbito Iberoamericano, por ejemplo, son también los mercados más grandes, con mayor capacidad de producción y exportación los que colocan con más frecuencia sus productos en otros países. En cierta forma al reducir lo “latinoamericano” a países como Brasil, México o Colombia las plataformas de internet reflejan y refuerzan una situación preexistente en el mercado audiovisual tradicional, y en este punto, las promesas sobre las capacidades de Internet para poner a circular infinitos contenidos diversos, colisiona con la estrategia de mercado y su necesidad de reducir riesgos conformando catálogos con productos provenientes de mercados audiovisuales más consolidados.
Otro de los aspectos que contempló el análisis fue el relevamiento de las productoras para la realización de las obras. Las distintas plataformas transnacionales trabajan en total con una veintena de productoras locales grandes y medianas, con amplia trayectoria en el mercado. Algunos nombres se reiteran en la realización de producciones como por ejemplo, Kapow (Prime Video, Paramount+); BoxFish (Paramount+, Netflix); las productoras vinculadas a Hernán Guerchuny- Zeppelin y HC- (Netflix y HBO Max); MediaPro (Netflix, Prime Video). El caso de Polka es especialmente llamativo en las co-producciones distribuidas por HBO.
Es posible observar que las plataformas originadas en empresas productoras de contenidos audiovisuales tradicionales como HBO Max, Paramount + y Star + tienden a acotar el listado de casas independientes a las que requieren servicios de producción. Cuando lo hacen, los nombres se reiteran, siendo también habitual que la realización quede en manos de la propia empresa que ya cuenta con capacidades para producir contenidos. En el caso de las plataformas “nativas de Internet”, Netflix y Amazon Prime Video, se vinculan con un número mayor de casas productoras independientes. Esto puede deberse, especialmente, en el caso de Netflix a la mayor cantidad de títulos originales o de estreno nacional en su catálogo. Sin embargo es preciso notar que mayor cantidad de empresas involucradas no necesariamente equivale a mayor diversidad. Sería necesario un análisis más detallado de las características de cada una de las empresas productoras para poder afirmar si representan un aporte a la diversidad. Un primer análisis, como hemos mencionado, permite advertir que se trata de agentes de extensa experiencia en la industria de la producción de contenidos que se encuentran concentrados geográficamente en la Ciudad de Buenos Aires y su periferia.
Aunque se advierte que la regulación por sí misma no es suficiente si no hay capacidad de enforcement, la ausencia de regulaciones vinculantes para garantizar la diversidad de las expresiones en el contexto digital, libera el terreno a las plataformas globales, que recurren a distintas estrategias de producción y visibilización de obras nacionales orientadas, como es esperable, por una lógica de negocios y no de promoción de la diversidad cultural. Esto contradice a los discursos que pregonan que los avances tecnológicos son por sí mismos garantía de la diversidad y pone de relieve que las intervenciones estatales en el ecosistema digital son deseables y necesarios.
El trabajo completo fue publicado en la revista Intersecciones de la Comunicación y se puede leer acá.
Ana Bizberge y Ezequiel Rivero son integrantes del Centro de Investigación en Industrias Culturales (ICEP) y becarios posdoctorales del CONICET
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